Manifiesto de los 19.

Hoy he leído que el grandísimo alpinista Christophe Profit  vuelve a quitar anclajes fijos del Mont Blanc repitiendo una acción que ya le supuso una condena judicial en 2022. La retirada del material se debe a razones éticas, para evitar que montañeros sin experiencia asuman riesgos por encima de su nivel real.

Vivimos una época curiosa en la que todo el mundo quiere cumplir grandes sueños pero nadie quiere pagar el precio. (subir al Mont Black, escalar 8b, tener un trabajo bien remunerado, aprobar una oposición...) .

Pero tenemos claro que lo queremos, tenemos derecho a ello  pero no  tenemos  paciencia, no entrenamos lo suficiente, no estudiamos lo necesario, no adquirimos experiencia...o ni siquiera nos planteamos su precio real y solo pensamos en lo que estamos dispuestos a pagar.

Hacemos trampas, nos engañamos,  .... o lo que es peor, nos deprimimos, nos frustramos, somos infelices si no lo logramos. Pero tranquilos, no es culpa nuestra , es el aperturista que puso los seguros muy lejos y dejo una vía muy  peligrosa, el escalador que graduó la vía muy dura, Cristophe que quita las cuerdas fijas sin las que no soy capaz de subir, del jefe, de la educación, de la empresa....del sistema.

Me vino a la cabeza un articulo muy bueno que leí  Mark Twight  sobre el valor de las cosas:

"Necesitamos hablar de valor. Todo cuesta algo y todos pagan. Todos pueden permitirse pagar una tarifa, pero nadie quiere pagar el costo real . Pedimos un descuento. Creemos que podemos comprar lo que queremos por el precio que podemos pagar. Muy pocos se atreven a pagar lo que realmente vale un producto o una condición.

El objetivo tiene valor. Podríamos discutir si es un poco más o un poco menos, pero por lo general el valor es fijo. Quizá sólo el que tú le asignes, pero si no fuera valioso no querrías alcanzarlo. ¿Puedes pagarlo? Con los recursos que posees: tiempo, energía, circunstancias sociales, ideales personales, etc., ¿está a tu alcance la meta que te has propuesto?

¿O “quieres” más allá de tus posibilidades?

¿Es optimismo o los vendedores te han lavado el cerebro para que compres un producto que, según ellos, te acercará a tu objetivo? ¿Y si no es así?

Se podría aliviar mucha frustración y desilusión si la gente simplemente reconociera que lo que están dispuestos y son capaces de dar no es el verdadero costo de lo que quieren lograr. ¿Escalar 8c con cuatro horas de entrenamiento por semana? El objetivo cuesta más de lo que el jugador puede permitirse. Si fuera realista, podría ser más feliz.

Hace treinta años intenté comprarle un par de esquís personalizados a un amigo. No me dijo un precio, pero en lugar de eso (y sospecho que fue una lección) me pidió que le sugiriera el precio. Lo hice. Me respondió: “Es una oferta pobre”. No tenía ni idea de lo que quería decir. Así que me explicó: “Me ofreciste solo lo que puedes pagar y ni siquiera se acerca al valor de los esquís”. Al final acordamos un precio que era más del doble de mi oferta original. Nunca he olvidado su lección.

El deseo mantiene una relación continua con la capacidad. A menudo está desequilibrado. Gran parte de nuestra insatisfacción con el rendimiento se deriva de esta falta de equilibrio. Ninguno de nosotros quiere considerarse un iluso, pero si no poseemos los recursos físicos y/o psicológicos para alcanzar la meta que nos hemos fijado, hemos elegido la ilusión. Cuando comprendemos el desequilibrio, podemos utilizar el deseo para alimentar nuevas capacidades.

Es difícil sentarse y evaluar con precisión el valor y el costo de nuestras metas, y sopesarlos frente a los recursos que podemos aplicar. Es fácil dejar que las debilidades en la dieta y la recuperación minen una gran habilidad física. Es fácil ignorar cómo nos derrumbamos cuando la presión real está sobre nosotros a pesar de haber ensayado y practicado excepcionalmente bien. Si no puedes darlo todo EL DÍA, entonces cómo te hayas entrenado y lo que hayas hecho todos los demás días simplemente no importa.

Para alcanzar nuestros objetivos con éxito es necesaria la interacción constante de muchos, muchos factores. Podemos desglosarlos en gran detalle e intentar ajustar el resultado poco a poco o simplemente preguntarnos si podemos afrontar el costo, en general. Mírate honestamente en el espejo y pregúntate: "¿Qué estoy dispuesto y soy capaz de invertir en esto?". Responde con sinceridad y en detalle. El realismo tanto de tu objetivo como de tu presupuesto quedará claro. Demasiado claro".